vNovena de Pentecostés
Zarza Ardiente
“Volvamos al Cenáculo”
Por P. Jorge A. Bravo M, S.J.
Novena de Pentecostés
(Orientaciones para hacer
esta novena)
Introducción
Podríamos decir que la
primera y única Novena al principio de la Iglesia fue la de Pentecostés,
no porque Jesús mandase a los discípulos que orasen expresamente nueve
días, sino porque, de hecho, parece haberse prolongado por unos nueve días
ese tiempo de oración y de espera de “la Promesa del Padre” entre la
Ascensión del Señor y el cumplimiento de la Promesa. Esta es, al
menos, la forma en que la Liturgia relaciona y celebra este
doble misterio.
En estas páginas damos
primeramente algunas orientaciones y sugerencias generales para la Novena.
Cada Comunidad
debe organizar y programar su Novena en cuanto al tema (los temas son inagotables) y demás
detalles sobre la forma de celebrarla cada año de acuerdo a las
necesidades y circunstancias concretas de la Iglesia local, y sintiéndose,
a la vez, profunda y vitalmente en comunión con la Iglesia dispersa
por todo el mundo.
A más de estas
orientaciones, facilitamos en estas notas, entre otras cosas, algunos
textos bíblicos fundamentales, luego las palabras muy poco conocidas -pero
importantes- del Papa León XIII a finales del siglo pasado sobre la
Novena, la síntesis del Vaticano II sobre el Espíritu Santo y la
Iglesia, la oración de Juan XXIII pidiendo un nuevo Pentecostés para
nuestro tiempo, y dos himnos pidiendo el Espíritu Santo.
El mandato de Jesús:
Esperar la promesa
Jesús mandó a los
Apóstoles, “mientras comía con ellos” ... “no ausentarse de
Jerusalén, sino que aguardasen la Promesa del Padre, que oísteis de
Mí: Que Juan bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados en el
Espíritu Santo dentro de pocos días” (Hechos 1, 4-5)
“Mirad: Yo voy a enviar
sobre vosotros la Promesa de mi Padre. Por vuestra parte permaneced en la
ciudad hasta que seáis revestidos de poder desde lo alto” (Lucas
24, 49)
Obediencia de los
Apóstoles: en el Cenáculo con María
Los Apóstoles obedecen a
Jesús y se reúnen a orar durante nueve días seguidos, en el Cenáculo, con
María, la Madre de Jesús, con las mujeres que lo seguían y con los
parientes de Jesús.
Entonces se volvieron
a Jerusalén “con grande gozo” (Lucas 24, 52) desde el
monte llamado de los Olivos. Y cuando llegaron subieron al piso
alto, donde vivían ... Todos éstos perseveraban en la oración, con un
mismo espíritu, en compañía de algunas mujeres, de María, la Madre de
Jesús, y de sus parientes”. (Hechos 1, 12-14)
Nuestra novena: Volver al
Cenáculo con María
Nuestra Novena de Pentecostés
es un '”volver al Cenáculo” con el mismo espíritu de la primera
Comunidad, llenos de alegría, para orar, unánimes -con María, la madre de
Jesús- esperando que Jesús derrame nuevamente su Espíritu, su Poder
en nosotros, en toda la Iglesia, para “ser sus testigos en Jerusalén,
y hasta los confines de la tierra” (Hechos 1,8)
León XIII y la novena
A finales del siglo
pasado, el Papa León XIII, el 9 de mayo de 1897, publica su
Encíclica “Divinum lIIud”(“Aquel Don Divino”) sobre “La
admirable Presencia y Virtud del Espíritu Santo”
En el No. 25 está el
Decreto de Celebración de la Novena de Pentecostés para fomentar el culto
del Espíritu Santo, novena que ha de producir frutos admirables en el
pueblo cristiano.
“Determinamos –dice- y
mandamos que en todo el mundo católico se suplique, durante nueve días
antes de Pentecostés, en todos los templos parroquiales, y, si pareciere
útil a los Ordinarios, también en otros templos y oratorios”.
“Tengan en cuenta -añade
León XIII- cuantos son predicadores y Curas de almas, que a ellos
pertenece enseñar al pueblo, diligente y claramente, las cosas que se
refieren al Espíritu Santo, principalmente los muchos y
grandes beneficios que nos vienen de este Dador divino”
No tratamos simplemente de
rezar una novena
Nosotros no tratamos
simplemente de “rezar una Novena” sino de entrar en un período
serio y profundo de oración personal y comunitaria,
como preparación, -con María y los Apóstoles- en
el Cenáculo, para la gracia maravillosa del Espíritu Santo en un
Nuevo Pentecostés.
En este sentido, la Novena
no dura solamente el tiempo que estamos reunidos en el templo o en otra
lugar, sino ininterrumpidamente todos los días previos a Pentecostés y, en
cierta forma, hasta que se realice en nosotros ese Nuevo Pentecostés.
Para algunos la Novena
puede, por lo mismo, acabaren seguida. Para otros, muchos días, meses
y un año y más ... ¡Cualquier momento puede ser un Nuevo Pentecostés!
Cuando experimentamos una nueva efusión del Espíritu Santo, entonces ¡es verdaderamente
Pentecostés!
Juan XXIII, Pablo VI, Juan
Pablo II y Pentecostés
S.S. Juan XXIII pedía para
la Iglesia, al convocar el Concilio, un Nuevo Pentecostés.
S.S. Pablo VI decía
que “la primera necesidad de la Iglesia es vivir un Perenne
Pentecostés”
S.S. Juan
Pablo II dijo en Fátima el 13 de Mayo de 1982: “Nosotros pertenecemos
a una generación para la cual ya aconteció Pentecostés”.
El Vaticano II y la
acción del Espíritu Santo en la Iglesia
Como síntesis de la acción
del Espíritu Santo leamos y reflexionemos sobre el No. 4 de
la “Constitución sobre la Iglesia” de Vaticano II.
También de ese trozo podíamos extraer una abundancia de enseñanzas
preciosas para la Novena, como temas de predicación y de instrucción.
“Consumada la obra que el
Padre encomendó realizar al Hijo sobre la tierra (Juan 17, 4), fue
enviado el Espíritu Santo el día de Pentecostés a fin de santificar
indefinidamente a la Iglesia, y para que, de este modo, los fieles tengan
acceso al Padre por medio de Cristo en un mismo Espíritu”. (Efesios 2, 18)
“El es el Espíritu de vida
o la fuente que salta hasta la vida eterna (Juan 4, 14; 7, 38-39),
por quien el Padre vivifica a los hombres, muertos por el pecado, hasta
que resucite sus cuerpos mortales en Cristo”. (Romanos 8, 10-11)
“El Espíritu habita
en la Iglesia y en los corazones de los fieles como en un templo
(1Corintios 3, 16; 6-9) y en ellos ora y da
testimonio de su adopción de hijos” (Gálatas 4, 6: Romanos 8,
15-16 y 26)
“Guía a la Iglesia a
toda la verdad (Juan 16, 13), la unifica en comunión y ministerio, la
provee y gobierna con diversos dones jerárquicos y carismáticos, y la
embellece con sus frutos” (Efesios 4, 11-12; 1 Corintios 12, 4;
Gálatas 5, 22)
“Con la fuerza del
Evangelio rejuvenece a la Iglesia, la renueva incesantemente y la conduce
a la unión consumada con su Esposo.”
“En efecto, el Espíritu y
la Esposa dicen al Señor Jesús: ¡Ven!”. (Apocalipsis 22, 17)
Y así toda la Iglesia
aparece como “un pueblo reunido en virtud de la unidad del Padre y
del Hijo y del Espíritu Santo”.
Oración de Juan XXIII
Al convocar el Concilio
mediante la encíclica “Humana e Salutis” el 25 de diciembre
de 1961, exhortaba así S.S. Juan XXIII a toda la Iglesia a orar: “Repítase
así ahora en la familia cristiana el espectáculo de los Apóstoles reunidos en
Jerusalén después de la ascensión de Jesús al cielo, cuando la Iglesia
naciente se encontró unida toda en comunión de pensamiento y oración, con
Pedro y en derredor de Pedro, Pastor de los corderos y de las
ovejas.
Y dígnese
el Espíritu divino escuchar de la manera más consoladora, la
oración que todos los días sube a El desde todos los rincones de la
tierra:
“Renueva en nuestros tiempo los
prodigios como de un nuevo pentecostés, y concede que la Iglesia Santa, reunida en unánime y
más intensa oración, en torno a María, Madre de Jesús, y guiada por Pedro,
propague el reino del Salvador divino, que es reino de verdad, de justicia,
de amor y de paz. Amén”
(Humanae Salutis, No.
21)
Oración de la Misa de
Pentecostés
Oh Dios que por el
misterio de Pentecostés, santificas a tu Iglesia, extendida por todas las
naciones: derrama los dones de tu Espíritu sobre todos los confines de
la tierra, y no dejes de realizar hoy, en el corazón de tus fieles,
aquellas mismas maravillas que obraste en los comienzos de la predicación
evangélica.
Te lo pedimos por
Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Sentido de la fiesta de
Pentecostés
No es una
fiesta “ideológica” instituida para ilustrar un dogma (como
la Santísima Trinidad, o Corpus); tampoco está destinada a celebrar
la Persona del Espíritu Santo, como no hay una fiesta particular del
Padre o del Verbo.
Es la conmemoración anual
del acontecimiento de la venida del Espíritu Santo sobre la Iglesia.
Pentecostés, en el tiempo
litúrgico, es la celebración de un misterio de salvación, como Navidad
o Pascua.
Un misterio de salvación
es uno de esos actos o momentos decisivos del plan de Dios, como
manifestación de su “gracia”: es un hecho que, una vez acaecido,
establece para siempre un nuevo principio en la relación entre Dios y el hombre. Es
la fiesta de las fiestas: la culminación de la Pascua (Congar:
Pentecostés. pág. '3)
La palabra Pentecostés es
la transcripción castellana de la
palabra griega “pentecoste” que
significa “cincuentena” o “cincuenta días” después de
la fiesta de Pascua. La Iglesia, siguiendo la narración de los Hechos
de los Apóstoles, celebra Pentecostés cincuenta días después de la fiesta
de Pascua de Resurrección.
Según el A. T. era,
primitivamente, una fiesta de cosechas (Éxodo 23, 16) o de la siega,
y, por lo mismo, fiesta llena de alegría (Isaías 9, 2) y de acción
de gracias (Deuteronomio 16, 9) (Éxodo 34, 22). Posteriormente, una
fiesta que recordaba la promulgación de la Ley en el Sinai, y era
celebrada anualmente con gran concurrencia de peregrinos. En esta
celebración tiene lugar el Pentecostés Cristiano (Hechos 2, 1,
: “Llegado el día de Pentecostés ...”). Y comienza la Nueva Ley, la
Ley del Espíritu que da la vida ...
Pentecostés se repitió
varias veces
El libro de la Hechos
enumera siete veces:
1. Hechos 2, 1-39 Primer
Pentecostés
2. Hechos 4, 23-31
Pentecostés familiar
3. Hechos 8, 9 -19
Pentecostés samaritano
4. Hechos 4, 8 Pentecostés
de Pedro
5. Hechos 9, 17
Pentecostés de Pablo
6. Hechos 10, 44-48
Pentecostés de los gentiles
7 Hechos 19, 1-7
Pentecostés de los discípulos de Éfeso
Cada uno tiene su propio
Pentecostés, reflejo y actualización del Primer Pentecostés, con sus dones
y frutos del Espíritu para el bien común, “porque la Promesa es para
todos cuantos de lejos llamare a si el Señor Dios nuestro” (Hechos
2, 39).
Iconografía
(Representación mediante Imágenes)
Las imágenes más
antiguas parece que representaban a la vez el misterio de la
Ascensión y Pentecostés, como un único misterio, y aún la
Resurrección, Ascensión y Pentecostés. ¡Es la unidad del Misterio Pascual!
En la Edad Media y en
Oriente, María fue representada más bien como el centro de la Iglesia
en oración. Se la representaba en medio de los Apóstoles y en un
trono más alto. En el Siglo 17 el pintor francés Carlos Lebrun -inspirado
por M. Olier- representaba el Espíritu
Santo que desciende primero sobre María y, por Ella, sobre los Apóstoles.
Qué deberla contener la
novena
Debería ser una asamblea
de oración gozosa, unánime, llena de expectación, anhelante de ser
verdaderamente ''bautizados en el Espíritu Santo”, “revestidos del
poder de lo alto”
Debería haber:
- una motivación basada en
las palabras de Jesús resucitado: (Hechos 1, 4-8; 12-14) (Ver nuestra
introducción)
- Cantos al Espíritu Santo
(Ver párrafo siguiente)
- Himnos al Espíritu Santo
(Ver Página 8)
- Oraciones como la
de S. S. Juan XXIII, y de la Misa de Pentecostés. (Ver página 4)
- Lectura bíblica de
acuerdo con los temas propios de la Novena.
- Homilía o instrucción de
acuerdo al tema.
- Invocación
o “letanías” del Espíritu Santo
Algunos cantos sobre el
Espíritu Santo
- “Por todo el mundo”
- “Inúndame, Señor,
con tu Espíritu”
- “Pentecostés, día
de fiesta”
- “El Espíritu se
mueve entre los hombres”
- “Espíritu Santo,
ven aquí”
- “Hay que nacer del
agua”
- “Ven, ven, ven
Espíritu divino”
Un posible tema: El
Espíritu Santo en San Juan
Día primeroJuan 7, 37-39 Pentecostés,
plenitud de la Pascua
Día segundoJuan 14, 15-17 “Yo rogaré al
Padre y os dará otro Paráclito”
Día terceroJuan 14, 25-26 “El os recordará
todo lo que Yo os he dicho”
Día cuatroJuan 15, 26 “El dará testimonio y
vosotros daréis testimonio”
Marcos 14, 55-56 Testimonios
'contra' Jesús.
Día quintoJuan 16, 7-10 “Os conviene
que Yo me vaya;
porque si no me fuere no vendrá el Espíritu”
Día sextoJuan 16, 12-13 “El os guiará a la
verdad completa”
Día séptimoJuan 19, 30 “Entregó su Espíritu”
Día octavoJuan 19, 37 “Brotó sangre yagua”
Día novenoJuan 20,19 - 28 “Sopló sobre ellos y
les dijo: recibid el Espíritu Santo.
A quienes perdonareis los pecados ...”
FiestaHechos 2 Síntesis y cumplimiento de todas las
promesas.
Experiencia de un Nuevo Pentecostés
Nota: Trata de leer las notas de la Biblia de Jerusalén
- ó de Latinoamérica- a estos textos para ayudarte en el
desarrollo del tema.
Desarrollo posible de un
día de la novena
Cada día (Con elasticidad, adaptándola a las circunstancias)
1) Motivación -Hechos 1,4-5.12-14
2) Cantos - “Por todo el mundo”
- “Inúndame, Señor, con tu Espíritu”
- “Pentecostés, día de fiesta”
- “Fuego, fuego, fuego ... sobre mí”
3) Invocación al Espíritu
Santo, espontánea o “litúrgica”
- “Ven Espíritu Santo, llena los
corazones de tus
fieles, y enciende en ellos el luego de tu
amor”
- “Envía, Señor, tu Espíritu y todo será
creado
y renovarás la faz de la tierra”
4) Instrucción de acuerdo
al tema de cada día:
- Lectura de la Palabra de Dios
- Instrucción
5) Cantos
6) Oración de S.S. Juan
XXIII
7) Testimonio
8) Letanía al Espíritu Santo
9) Plegaria al Espíritu Santo
10) Canto Final
Dos himnos al Espíritu
Santo
El mundo brilla de alegría
El mundo brilla de alegría
se renueva la faz de la
tierra,
Gloria al Padre, y al Hijo
y al Espíritu Santo
Esta es la hora
en que rompe el Espíritu
el techo de la tierra,
y una lengua de fuego
innumerable
purifica, renueva,
enciende,
alegra las entrañas del
mundo.
Esta es la fuerza
que pone en pie la Iglesia
en medio de las plazas,
y levanta testigos en el
pueblo
para hablar con palabras
como espadas
delante de los jueces.
Llama profunda
que escrutas e iluminas
el corazón del hombre,
restablece la fe con tu
noticia,
y el amor ponga en vela la
esperanza
hasta que el Señor vuelva.
(Nota: Himno de Tercia)
La secuencia de
Pentecostés
Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el
cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones
espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven dulce huésped del
alma,
descanso de nuestro
esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de
fuego,
gozo que enjuga las
lágrimas
y reconforta en los
duelos.
Entra hasta el fondo del
alma,
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre
si tú le faltas por
dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu
aliento.
Riega la tierra en sequía
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el
sendero.
Reparte tus siete dones
según la fe de tus
siervos.
Por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su
mérito;
salva al que busca
salvarse
y danos tu gozo eterno.
Amén.
(Nota:
Himno compuesto por Esteban Langton, Arzobispo de Canterbury,
Inglaterra, muerto en 1228. Fue él quien dividió los libros de la
Biblia en capítulos)
Letanía
al Espíritu Santo
Espíritu Santo, que
llenaste los corazones de los Apóstoles en el Cenáculo(Hechos 2, 4)
¡Ven a nosotros!
Espíritu Santo, que
te derramaste sobre los Apóstoles según la promesa del Padre. (Hechos 2,
33)
¡Ven a nosotros!
Espíritu Santo, por quién
predicaban la Palabra de Dios con libertad. (Hechos 4, 31)
¡Ven a nosotros!
Espíritu Santo, de quién
estaba lleno el diácono Esteban. (Hechos 6, 5)
¡Ven a nosotros!
Espíritu Santo, que
guiabas al diácono Felipe. (Hechos 8, 29)
¡Ven a nosotros!
Espíritu Santo que por
medio de Ananías descendiste al corazón de Saulo. (Hechos 9,17)
¡Ven a nosotros!
Espíritu Santo que mostraste a Pedro la misión que le esperaba. (Hechos 10, 19)
¡Ven a nosotros!
Espíritu Santo que descendiste sobre los que oían la palabra de Pedro. (Hechos 10,44)
¡Ven a nosotros!
Espíritu Santo que te
derramaste sobre los gentiles. (Hechos 10,45)
¡Ven a nosotros!
Espíritu Santo de quién
estaba lleno el apóstol Bernabé. (Hechos 11, 24)
¡Ven a nosotros!
Espíritu Santo, que
elegiste a Bernabé y a Saulo para la obra a que los tenías destinados.
(Hechos 13, 2)
¡Ven a nosotros!
Espíritu Santo que
llenabas el corazón de Saulo. (Hechos 13, 9)
¡Ven a nosotros!
Espíritu Santo que
llenabas de alegría a los discípulos de los Apóstoles. (Hechos 13,
52)
¡Ven a nosotros!
Espíritu Santo que guiabas
a los Apóstoles en sus viajes. (Hechos 16,6)
¡Ven a nosotros!
Espíritu Santo que pones a los Obispos al frente de la Iglesia. (Hechos 20, 28)
¡Ven a nosotros!
Espíritu Santo que ya habías hablado a nuestros padres. (Hechos 28, 25)
¡Ven a nosotros!
Plegarla
al Espíritu Santo
Oremos:
Espíritu Santo,
haz que seamos
verdaderamente espirituales en Ti,
sométenos a tu
influencia
habita en nuestras almas,
anima nuestros cuerpos,
vivifica nuestras obras,
pronuncia Tú nuestra
plegaria
para que seamos hijos del
Padre
y hermanos de Cristo,
nuestro Salvador.
Amén
(Las letanías y
esta plegaria estén lomadas del libro “Plegarias del hombre nuevo”)