LA MISERICORDIA DE DIOS SANA
Autor: Enrique Vilar
Precio: 12,50€ (sin IVA)/13,00€ (con IVA)
Nº de páginas: 160
Fecha de edición: Enero 2017
CONTENIDO
La lectura de este libro nos convence de que la misericordia de Dios es como un océano sin fin. Esta cualidad divina, no es algo que Dios ejercite alguna vez sino que es permanente, y esa misericordia es la que nos sana.
Todos arrastramos pesadumbres; la vida nos ha herido, caminamos enfermos y preocupados por nuestra sanación, vamos detrás de unos y otros; y, a pesar de ello, la tristeza nos acompaña. Somos, quien más quien menos, auténticos hijos pródigos, perdidos, sin rumbo.
Conocer y estar completamente convencidos de que tenemos un Padre que nos está esperando con los brazos abiertos y lleno su corazón de infinita misericordia, es abrirnos a un horizonte venturoso. A nosotros solo nos queda tomar la decisión de volver a nuestro Padre, como lo hizo el hijo pródigo, para que su misericordia nos sane y nos libere.
La sanación interior y la sanación física surge en nosotros siempre que nos abramos a la Misericordia de Dios pero es bueno saber cómo hacerlo. Y una vez sanados, podremos ir a nuestros hermanos a sanarlos a través de la intercesión y de las obras de Misericordia. Como apéndice del libro encontraremos un ejemplo del Baño de Luz.
ÍNDICE
Presentación del Padre Darío Betancourt
La misericordia de Dios
La misericordia manifestada en Jesús
La misericordia de Dios hacia nosotros
Respuesta a la misericordia de Dios
La misericordia de Dios y las bienaventuranzas
Nuestra misericordia hacia los demás
Las obras de misericordia corporales
Las obras de misericordia espirituales
El ejemplo de María
Ejemplo del Baño de Luz
RESEÑAS RECIBIDAS
Revista VIDA NUEVA.
Nº 3030 del 1-7/4/17
LA
MISERICORDIA DE DIOS SANA.
Enrique
Vilar
Narcea.
Madrid 2017. 160 pp.
Enrique
Vilar, de la Renovación Carismática Católica, se dedica a dar
retiros de espiritualidad y cursos de
formación acompañado de su esposa Carmen
Abate.
Convencido de la necesidad del encuentro del Corazón de
Dios con el de sus hijos pródigos, resalta en su obra que todos a lo largo de
nuestra existencia arrastramos heridas y portamos en nuestra mochila una dosis
de tristeza que nos acompaña. La única vía de salida sanadora es volver al
abrazo del Padre.
A través de ocho capítulos, un epílogo y un apéndice de
oración, amplía el autor la tesis precedente. Encontraremos respuestas a
cuestiones como por qué nos cuesta tanto
entender la misericordia de Dios y nos zambullirá en los textos evangélicos en
los que Jesús se conmueve por los que son víctimas del pecado, con esa
delicadeza única que muestra con la adúltera, la prostituta, el ladrón en la
cruz o el icónico Zaqueo.
Particularmente atractivo resulta el capítulo sobre la
Misericordia de Dios hacia nosotros o cómo se despliega esa misericordia en los
males físicos y espirituales. En el epílogo desarrolla el Baño de Luz que se
puede emplear cuando no se sabe la causa de un mal.
En el itinerario hacia el Padre han de sucederse estas etapas: ponerse en la
verdad, confianza y sabiduría. Hay un cuadro que condensa magistralmente este
camino: aquel que representa a Francisco de Asís pisando el mundo y abrazando a Cristo
crucificado, mientras Jesús lo abraza con el brazo desclavado de la cruz. Ahí manifiesta el deseo de “estar abrazados a
tu cruz y, a la vez, que Tu nos abraces con lazos de puro amor para poder
llegar a los hermanos con ese mismo amor” (Pag. 79).
También se hace un recorrido que relaciona la
misericordia de Dios y la Bienaventuranzas con unas preguntas finales en clave
de desafío. Un desafío que lleva a analizar nuestra misericordia hacia los
demás, con una sugerente aproximación al término de “compasión”. Además nos
brinda una profundización en las obras de misericordia teniendo la mirada fija
en Jesús. Por último nos presenta a María como la que abre su corazón a la
misericordia divina.