TESTINOBIO DE IZASKUN
EL SEÑOR HA ESTADO GRANDE CON NOSOTROS Y ESTAMOS ALEGRES”
Así empiezo mi testimonio, con acción de gracias; dándole gracias y
bendiciendo su nombre.
Mi sentimiento ante este acontecimiento es de “novedad”, porque Él se
ha fijado en mí, ha sufrido conmigo y y ha querido darme la la salud, que en mi
caso conlleva la paz, la serenidad, la alegría, la entrega, el servicio.
Me diagnosticaron hace un año una tendinitis del pulgar de la mano
derecha, en la cual todos me decían, y yo conozco casos cercanos, que no tenía
solución; la única solución -y no segura – era la operación.
Este problema me impedía hacer vida normal, ya que no podía abrir una
puerta, recogerme el pelo, ducharme con esa mano, ni escribir… como ahora estoy
haciendo, coger unas tijeras para cortar cualquier cosa, etc. y cuando menos me
lo esperaba, el dolor me hacía saltar al aire.
Había ido al médico de cabecera, también fuí al traumatologo, y no me
daban solución, tan solo pastillas para el dolor y anti-inflamatorios; también
fui a la fisioterapeuta, al acupuntor, y tampoco me daban solución, habiéndome
gastado bastante dinero. Estaba desesperada, porque quería estar bien y no lo
estaba y ningún profesional de la medicina me daba ninguna solución; a esto se
le juntaba que, en el mismo brazo, tenía unos calambres continuos que en
ocasiones me despertaban por la noche y me hacían saltar de la cama, teniendo
que ir a urgencias para que me pincharan para el dolor.
También había acudido al ministerio de intercesión de mi comunidad… y
nada. Hasta que llegó un día y le dije al Señor, por el tema de los calambres,
“a partir de hoy, no me tomo ni una pastilla más” y SENTÍ que a partir de ese día
me desaparecieron los calambres y, de esto, ahora hace ya cuatro meses.
Con la misma ansia, quería ser sanada de la tendinitis; y llegó un
día ocho de Octubre de este año dos mil dieciocho, que acudía una misa de
sanación por los enfermos, y ese mismo día FUÍ CURADA. El sacerdote hizo una
oración por cada uno de los que estábamos allí -estaba el Santísimo expuesto –
y pidió a los que estuvieran cerca del enfermo que quería ser sanado, que le
impusieran las manos; así pedimos mi sanación. Me acuerdo que me puse delante
de un retablo de la Virgen y le pedí, por favor, que intercediera por mí y,
estoy segura que así lo hizo porque así lo sentí.
Terminada la oración por parte del sacerdote, pidió que moviéramos
las articulaciones, músculos y tendones para comprobar la sanación, y así hice
yo: un gesto tan sencillo como poner la mano dentro del bolso y coger las
llaves, y pude hacerlo sin ningún dolor, cosa que antes me era imposible sin
dolor ¡¡ME HABÍA CURADO!!; hoy hace de dos meses de esto y sigo PERFECTA.
En ningún momento he tenido ninguna duda, como dice el evangelio:
“...ha sido un milagro patente” más bien...he comprobado que, los que me
conocen, han dudado con sus preguntas de que si aún seguía bien, si ya no he
vuelto a sentir dolor, … Comprendo la falta de fe, si uno cree que solo cura en
Lourdes… pero tendríamos que tener una FE FIRME de que el Señor hace lo que
quiere, como quiere y cuando quiere (aquí le reprocho que me haya dejado sufrir
tanto…).
Este hecho no me ha aumentado mi fe, si no que la mantiene FIRME y me da
alas para dar testimonio de su MISERICORDIA.
El diagnóstico de la fisioterapeuta a la que he ido hace dos semanas:
Muñeca derecha diagnosticada de tendinitis desde hace más de cuatro
meses. AHORA: Tendón no engrosado, buena movilidad articular sin bloqueo.
Hormigueo mano izquierda, ahora sin síntomas. El posible pinzamiento que
producía que provocaba los calambres en el brazo derecho, ha desaparecido.