Los días 31 de enero y 1 de febrero del 2004, El P. Dario
dirigió un retiro en Onda. La expectación y deseo de escuchar al P. Dario era
enorme; en realidad vinieron de muchos rincones de España: desde S.Sebastián a
Sevilla, desde Salamanca a Zaragoza, sin contar a los hermanos de Logroño,
Madrid, Barcelona, etc. La capacidad del local se vió colmada, de manera que no
se hubiera podido admitir a más hermanos. En total llegamos a 150 personas.
Hemos dicho expectación, pero era más bien ganas de
aprender, de aprovecharse espiritualmente de sus enseñanzas, de sentir la
sanación del Señor a través de sus palabras. Y el Retiro no defraudó. Fueron
muchos los testimonios que se recibieron, tanto en el mismo Retiro como despúes
del mismo.
Creemos que el mejor resumen o fruto del Retiro lo podríamos
plasmar en un testimonio, como botón de muestra. Ahí lo tienes.
VIVENCIA SOBRE EL RETIRO DEL PADRE DARIO BETANCOURT
Lucas, 19,1-15
1 Habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad.
2 Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de
publicanos, y rico.
3 Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de
la gente, porque era de pequeña estatura.
4 Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle,
pues iba a pasar por allí.
5 Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le
dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa.»
6 Se apresuró a bajar y le recibió con alegría.
7 Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse
a casa de un hombre pecador.»
8 Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la
mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré
el cuádruplo.»
9 Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa,
porque también éste es hijo de Abraham,
10 pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo
que estaba perdido.»
Creo que el retiro en Onda con el Padre Darío Betancourt ha
sido para mí algo similar como lo que le sucedió a Zaqueo.
Ya hacía tiempo que tenía la invitación para ir al retiro.
Yo no hacía más que darle vueltas en mi cabeza, ¿voy o no voy?, ¿qué voy a
sacar de nuevo?, aunque no me considero buen cristiano, voy a misa, participo
en la vida de la Iglesia, oramos en la familia y soy consciente que tengo mis
grandes fallos, pero también sé que Jesús me ama tal como soy, entonces ¿para
qué ir al retiro? … y más y más excusas.
Ahora pienso que Jesús también podía amar a Zaqueo tal y
como era, pero quería algo más de él. Quería entrar en su casa, (no sé si serán
las palabras adecuadas), quería vivir en él, quería su conversión, quería darle
Vida.
Creo que Jesús me estaba llamando durante el mes de enero,
¡Venga, anímate, ven a encontrarte conmigo en Onda, te estaré esperando! ¡Sal
de tu casa, ponte en camino! ¡No te lo pienses tanto, ven!
Nos inscribimos mi mujer y yo cuando faltaban dos días para
el inicio del retiro. No nos hemos arrepentido. Las charlas y experiencias del
Padre Darío, las celebraciones, el trato con las personas, todo ha sido
inolvidable y enriquecedor.
Pero lo más importante ha sido el encuentro con Jesús, creo
con fe que El se ha hecho presente nuevamente en nuestra vida, nos ha hecho
despertar esa fe que teníamos dormida y fría.
Creo con fe que El me ha sanado en la falta de conversión que
era lo que más necesitaba. Tengo la gran seguridad que me ha sanado, he notado
ese cambio en mi. Yo le pedía por muchas cosas, salud para mi, salud para
familiares, pero también le pedí la conversión y es lo que me ha dado. Ahora me
doy cuenta de su insistencia en que fuéramos al retiro. Jesús nos decía ¡Venid
que quiero entrar en vuestro corazón! Mi mujer y yo hemos recibido a Jesús con
alegría en nuestra casa. Gracias Jesús
Únicamente me queda por añadir:
Gracias a la Comunidad de Siervos de Cristo Vivo y a la
Renovación Carismática.
Gracias Jesús por habernos llamado a mi esposa y a mi.
Gloria y Alabanza a Dios por los siglos de los siglos.