LOS CARISMAS DEL ESPÍRITU AL SERVICIO DE LA EVANGELIZACIÓN.
2.- DONES, FRUTOS Y CARISMAS. EL CARISMA DEL AMOR.
Vamos
a distinguir lo que son Dones y lo que son Carismas y los Frutos del Espíritu
Santo.
Los
Dones son del Espíritu y son gracias de Dios.
Los
Carismas son regalos del Espíritu para evangelizar con poder.
Los
Frutos es la consecuencia de la presencia y la acción del Espíritu en el
discípulo de Jesús.
LOS
DONES.
Los
Dones del Espíritu Santo son dados para la santidad.
Son
cualidades que capacitan al hombre para obedecer rápido, fácil y
voluntariamente a Dios. Son para la santidad personal, pues nos capacitan para
vivir la vida de Dios y nos ayudan a cumplir la Voluntad divina. Son para todos
los cristianos.
Los
Dones son regalos que nos da el Espíritu Santo para ayudarnos a vivir en gracia
de Dios. Gracias al Espíritu Santo el cristiano tiene la fuerza necesaria para
luchar contra todo lo que se opone a la Voluntad de Dios.
¿Cuántos
y cuales son los Dones del Espíritu Santo? Tenemos siete Dones que nos regala
el Espíritu Santo.
- Don de Sabiduría. Es el que nos hace
comprender las maravillas de Dios y nos impulsa a buscarle sobre todas las
cosas, medio de nuestro trabajo, de nuestras obligaciones.
Es
ver las sabiamente las cosas, no solo con la inteligencia sino también con el
coazón. Es tratar de ver las cosas como Dios las ve, y poderlas comunicar de
tal manera que los demás perciban que Dios actúa en nosotros: en lo que
pensamos, decimos y hacemos.
- Don de Inteligencia.
También podeos decir Don de entendimiento. Nos descubre con mayor claridad
las riquezas de la fe.
Con
este Don se nos permite conocer y comprender las cosas de Dios, y la manera
cómo actúa Jesucristo, sobre todo, en el evangelio. Es una luz especial que
puede llegar a todas las personas.
- Don de Consejo.
El don de Consejo nos enseña los caminos de la santidad, el querer de Dios
en nuestra vida diaria.
Es
el que nos ayuda a enfrentar mejor los momentos duros y difíciles
de la vida, al mismo tiempo que nos da la capacidad de aconsejar.
- Don de Fortaleza. Es el que nos alienta continuamente y
nos ayuda a superar las dificultades que nos encontramos en nuestro
caminar hacia Dios.
- Don de Ciencia.
Nos lleva a juzgar con rectitud las cosas creadas y a mantener nuestro
corazón en Dios. Nos lleva a descubrir la presencia de Dios en el mundo.
- Don de piedad.
Nos mueve a tratar a Dios con la confianza con la que un hijo trata a su
padre, permitiéndonos acercarnos confiadamente a Dios, y hablarle con
sencillez.
Poder
abrir nuestro corazón de hijo a un Padre que sabemos lo mucho que nos quiere y
nos perdona. El corazón del cristiano no debe ser ni frío ni indiferente.
- Don de temor de
Dios. Nos hace huir de las ocasiones de pecar. A no
ceder en las tentaciones. Con este don tenemos la fuerza para vencer los
miedos y a aferrarnos al gran amor que Dios nos tiene.
¿QUÉ
SON LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO?
Los frutos son perfecciones que forma en nosotros el
Espíritu Santo como primicias de la gloria eterna.
La
tradición de la Iglesia enumera 12. (Gálatas 5, 19-23) Los tres primeros son:
Caridad. Gozo (espiritual), Paz.
* La Caridad es
el acto del amor de Dios y del prójimo.
* El Gozo espiritual
es el que nace del amor de Dios.
* La Paz es una tranquilidad de ánimo.
Tenemos otros.
* La paciencia. Es el
sufrimiento sin inquietud frente a la adversidad. Modera
los excesos de tristeza. La Paciencia ve con alegría todo lo puede causar
tristeza.
* Mansedumbre.
Tener dulzura en el trato. Es propio de la virtud de la paciencia moderar los
excesos de la tristeza. Y …de
la virtud de la mansedumbre moderar los arrebatos de cólera. La paciencia ve
con alegría todo aquello que puede causar tristeza, y… cuando la paz está bien
asentada en el corazón, no le cuesta a la mansedumbre reprimir los movimientos
de cólera.
*
Los frutos de Bondad y benignidad
miran al bien del prójimo. La Bondad es
dulzura y rectitud de ánimo. Benignidad
es ser suave y liberal.
*
El fruto de la Longanimidad o
perseverancia es la firmeza del ánimo en sufrir.
*
El fruto de la Fe.
La Fe como fruto del Espíritu Santo es
cierta facilidad para aceptar todo lo que hay que creer.
*
El fruto de la Modestia es la que
modera y regula en el hombre sus acciones, palabras, sus gestos.
*
El fruto de Templanza o continencia
es la que modera los deleites de los sentidos.
*
El fruto de la Castidad es la que
frena los deleites impuros.
Estamos
llamados a poseer todos los dones del Espíritu Santo. Cuanto más dones, más
riqueza espiritual.
Recurso didáctico.
(Se
pide que una mujer se coloque: pulseras, cadenas, collares…)
Nos
damos cuenta cómo se va embelleciendo. Así también nosotros nos vamos llenando
más y más de la santidad de Dios.
CARISMAS
La
palabra carisma viene del griego “Jaris”, que significa don, gracia.
Los
carismas, son dones del Espíritu Santo que se distinguen por su visibilidad y
su finalidad comunitaria con miras a la edificación del Reino de Dios.
Podemos
preguntarnos: ¿Qué son?
Son
dones extraordinarios de Dios que acompañan la evangelización. Son
momentos de gracia de Dios, que visita a su pueblo. Todos los carismas son la expresión del poder de la gracia de
Dios en el Espíritu.
La
Iglesia está viviendo un momento de “renovación carismática, un reverdecer de los carismas dentro de la comunidad. Por eso es conveniente que
intentemos aclarar el significado de la palabra “CARISMA”.
Hemos
de reconocer que, a pesar de su continuo uso la palabra carisma es una “palabra imprecisa”.
La
teología clásica entendió el carisma como toda gracia “por la cual una persona
coopera para que otro se encamine a Dios”.
Este don se lo llama también “gracia gratis dada”. Sto. Tomás de Aquino
nos dice: “A cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu para
utilidad”, es decir, para otros.
En
el Nuevo testamento el término de “Carisma”
la encontramos diecisiete veces, de los cuales dieciséis, son textos de S.
Pablo.
*
Rom. 1,11; 5, 15-16; 6, 23: 11,29; 12, 6.
*
1 Corintios: 1,7: 7, 4.
*
2 Corintios: 1,11.
*
1 Timoteo: 4, 14.
*
Y una en 1 de Pedro :
4, 10.
Lo
que se entiende por carisma lo ha sintetizado S. Pablo en 1 Corintios 12, 4-7.
“Hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu. Hay
diversidad de servicios pero un mismo Señor. Hay diversidad de trabajos, pero
un mismo Dios que obra en todos. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el
bien común”.
La
manifestación del Espíritu es siempre gracia, servicio, trabajo. De ahí que
podamos decir que el carisma
es la gracia de trabajar
al servicio de la comunidad cristiana. De este modo recuperamos las tres
características principales que ya señalaba la teología clásica.
A)
Es una gracia, un don gratuito “porque se concede a la persona por encima de
las facultades naturales y el mérito personal”. Lo que supone que no es
incompatible con el pecado. El que sea
“por encima de las facultades naturales” no quiere decir que se trate
necesariamente de fenómenos extraordinarios.
B)
Es una acción, un trabajo.
C)
Es un servicio para el bien común. “Un hombre coopera para que otro se encamine
a Dios”.
A.-
CARISMA ES GRATUIDAD.
Como
vemos, para S. Pablo hablar de Carisma es hablar de gratuidad, es hablar de la
manifestación de la gracia de Dios.
Dice
Jesús a Nicodemo, Juan 3, 8: “El Espíritu
sopla donde quiere y oyes su ruido pero no sabes de donde viene ni a donde va”.
La
gratuidad está presente en toda manifestación del Espíritu, aunque de formas
diferentes.
Hay
manifestaciones de la gracia que, por sus propias características se presentan
de forma imprevisible, aunque a veces se presenten con mayor frecuencia en
alguna persona determinada. Hay manifestaciones de la gracia que pueden
presentarse a través de la oración de la comunidad. Hay que
decir de las oraciones que éstas se presentan a veces orando una persona, otras
veces orando muchos y a veces sin que nadie haya orado de una forma especial.
Podemos
decir que se manifiesta la gracia de Dios
en la curación sin que lo haga a través de persona alguna. Podemos decir
que la gracia de Dios se ha manifestado en medio de nosotros cuando una persona
ha sido curada, pero…no podemos decir que una persona tiene el don (el poder)
de curación. No es la persona. Es Dios
el que se manifiesta.
B.-
CARISMA ES ACCIÓN.
Hablar
de “carisma” es hablar de manifestación. Como dice S. Pablo, el Carisma es energema (¿), es
decir, Acción. No podemos, por lo tanto, imaginar una vida carismática como una
postura quietista.
Hablar
de carismas es hablar de Pentecostés, es hablar del rompimiento de las puertas
cerradas y de la apertura a la alabanza, la construcción de la comunidad
cristiana y la
evangelización. El Pentecostés es el
principio de los hechos de los Apóstoles.
C.-
CARISMA ES SERVICIO.
La
gracia de Dios se manifiesta para la
construcción de la comunidad cristiana. El Señor en su infinita misericordia se
manifiesta de muchos modos y en muchas circunstancias. Dios puede manifestarse
teniendo misericordia de un enfermo, tocando el corazón de una persona y convirtiéndola…consolando
a un angustiado.
Sto.
Tomás nos dice: “Los milagros pueden ser obrados por quienquiera que predique
la verdadera fe e invoque el nombre de Jesucristo”.
Las
palabras de Jesús nos dicen: “No todo el
que dice Señor, Señor, entrará en el Reino
de los cielos, sino el que cumple la Voluntad de mi Padre que está en el
cielo”. “Aquel día muchos dirán: Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu
nombre, y…en tu nombre hemos echado demonios…no hemos hecho en tu nombre
milagros? Yo entonces les declararé:
Nunca os he conocido” (Mateo 7, 21-23.)
S.
Pablo nos dice en la carta a los Efesios: “Él
ha constituido a unos apóstoles, a otros, profetas, a otros evangelizadores, a
otros pastores, maestros…”
El
valor del carisma no debe medirse por su carácter extraordinario y sensacional,
sino por el grado de servicio que preste a la comunidad bajo el móvil de la caridad. La regla de
oro para medir los carismas es el servicio que se presta con ellos y el grado
de amor que se tiene al ejercerlos.
Es
el mismo Espíritu el que distribuye a cada uno los carismas según quiere. El
cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos. Dios puso cada uno de los miembros en el cuerpo según
su voluntad. Y…no puede el ojo decir a la mano: no te necesito; ni la
cabeza a los pies: no os necesito.
Existen
muchos carismas.
*
Carisma de profecía.
*
Carisma de enseñar.
*
Carisma de exhortación.
*
Carisma de dar con sencillez.
*
Carisma de misericordia.
*
La fe como carisma… Y muchos otros.
En
muchas de las cartas de Pablo aparecen los carismas pero es en la primera que
dirigió a los Corintios donde trata de ellos con más amplitud. Es conveniente
que sepamos que en esta Iglesia de
Corintio en donde abundaron los carismas, tenía también grandes defectos y no
brillaba por su unidad.
En
el capítulo primero: “Porque he sabido que hay entre vosotros discordias”. “No
puedo hablarles como espirituales sino como a carnales y a niños pequeños”
Y
en el capítulo 14 lo iniciará con estas palabras: “Buscad la caridad; pero
aspirad también a los dones espirituales…”.
Pablo
nos muestra que la caridad es el camino más excelente, pero que todos los
carismas son también regalo del Espíritu y tienen una función muy importante en
la Iglesia. “A cada uno se le otorga la manifestación del Espíritu”.
TODOS
RECIBIMOS CARISMAS…
Todos
recibimos carismas para la utilidad de toda la Iglesia, pero…no todos reciben
todos los carismas. El Espíritu los distribuye según su voluntad.
Hay
carismas ordinarios y extraordinarios. Todos son útiles y adecuados a las
necesidades de la Iglesia.
Podemos
y debemos desear y pedir los carismas. (1 Corintios 12,31) “Aspirad a los mejores dones”
Todos
tenemos el derecho y el deber de ejercitar los carismas para el bien de la
Humanidad y la edificación de la Iglesia. Este ejercicio de los carismas debe
hacerse en unión con los hermanos en Cristo.
Los
beneficiarios de los carismas son todos…Todos los fieles, cualquiera sea el
puesto que ocupen en la
Iglesia. Una persona que no desee poseer ningún carisma será
un miembro inútil en la Iglesia.
PODEMOS
CONCLUIR
- Carisma
significa manifestación de la Gracia de Dios. Es decir, es el don de
trabajar al servicio de los demás, y por la fuerza del Espíritu Santo.
- La
dimensión carismática consiste en verlo todo como un don gratuito movido
por el Espíritu. Salir de uno mismo y ponerse a trabajar. Vivir al
servicio de los demás como Jesús y todo para la construcción de la
comunidad cristiana.
- Reducir
los carismas a los fenómenos espectaculares es una actitud pagana que
quita la verdadera manifestación del Espíritu Santo.
En
la comunidad cristiano nos necesitamos unos a otros, y todo don recibido se
aplica plenamente cuando se comparte con los hermanos para el bien de todos.
“ESTA
ES LA IGLESIA”
EL CARISMA DEL AMOR
S. Pablo, después de
hablarnos en el capítulo 12 de la 1ª carta a los Corintios, de los diversos
carismas que el Espíritu derrama en sus fieles, nos dice:
“Aunque
hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como
campana que suena o símbolo que retiñe. Aunque tuviera el don de hablar en
nombre de Dios y conociera todos los misterios y toda la ciencia; y aunque mi
fe fuese tan grande como para trasladar
montañas, si no tengo amor, nada soy. Y aunque repartiera todos mis bienes a los pobres y entregara mi
cuerpo a las llamas, si no tengo amor, de nada me sirve” (1ª Cor. 13, 1-3)
“Buscad, pues, el amor” (1ª Cor,
14,1)
Todos sabemos que los
carismas son dones del Espíritu Santo,
que se distinguen por su visibilidad y
su finalidad comunitaria, con miras a la
edificación del Reino de Dios. Pero entre todos los carismas resalta, como
fundamental, el carisma del Amor. Yo diría que ese carisma surge del mismo
corazón de Dios, que es amor y sin él, los demás no sirven de nada.
Estamos viendo que Dios
es puro amor, y que en nuestra condición humana, ese amor se convierte en
Misericordia. El carisma del amor es pura misericordia, por cuanto tiene que ir
al hermano sin ningún interés personal, de la misma manera en que actúa la
misericordia de Dios. Y no lo olvidemos, Dios nos necesita; si bien puede
actuar directamente en los corazones, en forma normal desea derramar el carisma
del amor en nosotros para que seamos portadores de su gran Misericordia a los
hombres.
Si bien todo carisma es
pura gratuidad del Espíritu Santo, debemos entender que esa gratuidad se
derrama en nuestros corazones, preferentemente, estando lo más cerca posible
del corazón misericordioso de Dios, en una vida contemplativa y estando en su
Presencia divina.
No nos quepa la menor
duda, un corazón compasivo y misericordioso, que ha bebido de la fuente de la
Misericordia, irá al hermano necesitado con ese mismo espíritu y los carismas
del Espíritu se manifestarán palpablemente sin buscarlos. ¿No nos hemos
preguntado alguna vez, por qué no se manifiestan más en nosotros los carismas?
¿No será por falta del carisma del amor y que las manifestaciones carismáticas
que vemos son puras campanas que suenan y nada más?
Hagamos la prueba;
experimentémoslo; vivamos más unidos al corazón misericordioso de Dios,
vaciándonos de nuestro “yo”, y sentiremos que el carisma del amor actúa en
nosotros; veremos milagros. No es que normalmente veamos grandes milagros, pero
sí veremos la mano de Dios en muchos acontecimientos que nos rodean; veremos
que el Espíritu actúa a través nuestro, sin que lo busquemos ni lo pretendamos
por nuestra incapacidad.
Demos gracias y gloria
a Dios por su gran Misericordia y por el gran regalo del carisma del amor y
porque a través nuestro, desea manifestarse a todos sus hijos. AMEN.