V ENCUENTRO MUNDIAL DE LAS FAMILIAS EN VALENCIA.
Los días 8 y 9 de julio un grupo de hermanos de la Comunidad
de Siervos de Cristo Vivo, de esta Casa Magnificat de Castellón, recibimos la
dicha, de parte del Señor, de estar presente en el V Encuentro Mundial de las
Familias que se celebró en la ciudad de Valencia.
Como Comunidad de Siervos acompañamos al Santo Padre Benedicto
XVI en su oración, al mismo tiempo que escuchábamos su mensaje, a sabiendas de
que su voz era la del sucesor de Pedro. En este contexto merece la pena
resaltar las palabras pronunciadas por Benedicto XVI el sábado por la noche, en
la Vigilia de oración, y en la homilía de la eucaristía que dio fin al
encuentro. El Santo Padre resaltó la importancia de la familia como una iglesia
doméstica, imprescindible en la sociedad de hoy, llena de individualismo y
relativismo.
En la familia los padres tienen la tarea de educar a los
hijos que deben crecer como personas libres y responsables. Misión especial de
los padres es la trasmisión de la fe. Destacó el papel que tienen los abuelos:
“vosotros sois una riqueza para la familia y bajo ningún concepto os podéis desligar
de esa responsabilidad”.
Es innegable que las palabras pronunciadas estaban ungidas
por el Espíritu Santo. El mismo Jesús hablaba a toda la Iglesia.
Destacar la comunión entre el pueblo de Dios allí reunido y
su Pastor, que recibió muestras de cariño y entusiasmo y que en determinados
momento eran gritos de “viva” al Papa. Esta comunión fue un signo patente de la
presencia del Espíritu Santo entre nosotros.
En este encuentro descubrimos la riqueza de la Iglesia. Un
millón y medio de personas de tantos países, de tantos movimientos eclesiales
que enriquecen el cuerpo místico de Cristo. Se hizo vida la aclamación del
Salmo 66: “Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te
alaben”.
El Encuentro terminó dando a conocer que en México tendrá
lugar el próximo Encuentro Mundial de las familias. Todos regresamos a casa
llenos de gozo y alegría, a pesar del cansancio y el calor. La experiencia del
Encuentro fue una oración de alabanza celebrada como Comunidad de Siervos de
Cristo Vivo, unida a la Gran Familia de la Santa Madre Iglesia. Bendito y
alabado sea el Señor por todas las bendiciones recibidas en este Encuentro.
Atanasio Vicente.