MIRAR HACIA DELANTE
¿ESTAMOS DANDO "LO MEJOR" AL SEÑOR?
Nikol Baldachino
Jesús nos ha metido en una aventura. Cuando Él cambió nuestra vida, cuando Él nos llamó para ser de sus discípulos, cuando Él nos llamó para Que fuéramos apóstoles para predicar la Buena Noticia, también nos metió en una aventura muy arriesgada, una aventura para ganar con Él, para edificar el Reino de Dios con Él y para ser, no sólo sus discípulos, sino también para ser ganadores con Él.
Vamos a compartir una Palabra del Evangelio de San Lucas y aquí vamos a ver lo que va a ocurrir en nuestra vida. (Luc. cap. 9, verso 57-62):
"Mientras iban caminando, uno le dijo: 'Te seguiré a donde quiera que vayas' Jesús le dijo: 'Las zorras tienen guaridas y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza'. A otro dijo: 'Sígueme', y él respondió: 'Déjame ir primero a enterrar a mi padre'. Le respondió: 'Deja que los muertos entierren a sus muertos, tú vete a anunciar el Reino de Dios'. También otro le dijo: 'Te seguiré, Señor, pero déjame antes despedirme de los de mi casa', le dijo Jesús: 'Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios'".
El Evangelio es muy bonito, pero a veces encontramos pasajes difíciles y este es uno de los pasajes más duros del Evangelio, especialmente el último versículo que acabamos de leer: "Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios".
Si miramos la Biblia, vemos cuántas personas, cuántos pueblos tenían sus manos sobre el arado, pero miraron atrás; no eran aptos para el Reino. Fijaros en el pueblo de Dios en el desierto, después de que Moisés les llevara de la esclavitud a la libertad, tenían que cruzar el desierto, ya no estaban bajo la esclavitud del Faraón, pero aún no habían llegado a la tierra prometida y ellos fueron probados por el Señor. Porque antes de entrar en el Reino de Dios nos tenemos que purificar y estamos siendo purificados. Y cuando fueron purificados por el Señor, en vez de mirar hacia adelante a la tierra prometida, empezaron a mirar hacia atrás, a la tierra del Faraón. Y decían: “Nos acordamos de cuando estábamos en Egipto, teníamos muchas verduras que comer, teníamos muchas cosas que comer, y aquí en el desierto tenemos hambre, estamos comiendo maná”. ¿Veis? En vez de mirar hacia adelante cuando tenían dificultades, empezaron a mirar hacia atrás.
Fijaros en el rey David, al que el Señor amaba tanto. El Señor dijo de David: "Por fin he encontrado a alguien a quien amo y quien me ama". Ante la tentación, cuando él estaba en la terraza y vio a Betsabé bañándose; en vez de pensar lo que Dios había hecho con él, cayó en la tentación.
Fijaros en el rey Salomón y en muchos otros reyes de Judá e Israel. El rey Salomón era la persona más inteligente en la tierra, Dios le dio toda la sabiduría que existía en la faz de la tierra, y llegó un momento en que, en vez de seguir mirando hacia el Señor, cayó bajo el pecado.
Fijaros en el Evangelio, ¡cuántos discípulos de Jesús ante el misterio de la Eucaristía, cuando lo encontraron difícil de creer, de comprender, en vez de poner su fe en el Señor, miraron hacia atrás y abandonaron al Señor!
Fijaros en los corintios, estaban tan llenos del Espíritu Santo, tenían todos los dones del Espíritu Santo, pero ante sus relaciones, especialmente las relaciones sexuales, miraron hacia atrás.
Fijaros en los gálatas, en vez de continuar en el Espíritu, cayeron bajo la ley. Y San Pablo les dice: "Tengo miedo de que toda la labor que he hecho con vosotros sea en vano".
Si miramos el libro del Apocalipsis, vemos que a la Iglesia de Éfeso, el Señor les dice: "Habéis perdido el amor que teníais al principio".
Un hombre bastante joven hacia este comentario "Quisiera no haber encontrado nunca al Señor, porque después de haberle conocido he tenido que enfrentarme a muchos problemas". ¿No es esa también nuestra experiencia, la de muchos de nosotros? A veces decimos: "Quizá hubiera sido mejor no conocer al Señor". Esa es la tentación. Es la tentación de dejar a un lado nuestra fe. Porque nos tenemos que enfrentar a unas dificultades y a unos problemas, nos rendimos.
¿Qué es lo que causa esta reacción en nosotros? ¿Porqué tanta gente, después de conocer al Señor de una manera tan profunda, acaban y no siguen caminando con Él? ¿Por qué tantas comunidades carismáticas, incluso algunas comunidades famosas en América, esas comunidades que contribuyeron tanto a la iniciación de la Renovación, que hicieron tantísimo trabajo en el Señor, se han acabado ahora? Ya se han deshecho todas, ¿por qué? Es bueno que nosotros nos hagamos estas preguntas y esto hace que nosotros no caigamos en el mismo problema.
Me gustaría compartir con vosotros algunas cosas de PEDRO. Pedro también tuvo unos momentos difíciles en su relación con el Señor, y quisiera compartir tres momentos en su vida para que nosotros no hagamos lo mismo.
En la Última Cena, Pedro en un momento le dice a Jesús: "Voy a dar mi vida por ti" (Jn. 13. 37). Y en Mat. 26. 33: le dice a Jesús: "Aunque todos te abandonen, yo no. Yo estaré contigo". En S. Lucas 22, 33, Pedro le dice al Señor: "Señor, estoy preparado para ir contigo aunque sea a la cárcel. Estoy preparado para morir contigo", y sabéis lo que ocurrió con Pedro unas horas más tarde. Negó a Jesús tres veces.
Entonces, ¿qué ocurre aquí?, ¿qué pasa?, ¿qué está mal?, ¿por qué vienen tantas personas a nuestras reuniones y dicen: ¡Jesús es el Señor. Jesús es mi Salvador! ¡Te alabo, Jesús. Te amo, Jesús! Y al día siguiente, se van a su trabajo y caen en el pecado.
Una vez una persona le dijo a otra: "Durante la reunión de oración pareces un santo y en cambio en tu lugar de trabajo pareces un salvaje". Cuando nosotros tenemos demasiada confianza en nosotros mismos pasan estas cosas..., Pedro tuvo un momento de esos porque confiaba en SU fuerza, él confiaba en SU propio poder, él estaba hablando desde SU poder, en vez desde el poder del Señor, él estaba usando SUS recursos, en vez de los recursos del Señor.
Cuando nosotros quitamos nuestra vista del Señor, cuando nosotros dejamos de mirar al Seño, siempre caemos en la tentación. ¡Tantos hermanos cayeron en la tentación por el mal uso del poder, o mal uso del sexo, o mal uso del dinero...!, ¡hay tantos que tuvieron demasiada confianza en sí mismos! ¡Dejaron de mirar al Señor!
El gran santo y evangelista S. Felipe Neri era un hombre que contaba muchos chistes y siempre oraba al Señor con cierta ironía, con humor, y él le solía decir al Señor: "Señor, no me abandones ni cinco minutos, porque si Tú me dejas, aunque sean cinco minutos, Felipe te va a negar". Esa es la actitud que debiéramos tener. En todo que hagamos dependemos de SU fuerza, no de la nuestra.
Vamos a mirar a Pedro en el huerto de Getsemaní. El Señor pide a Pedro, Santiago y Juan que se queden con Él para orar. El Evangelio de S. Mateo es muy interesante el comentario que hace, nos dice: Jesús volvió y encontró que estaban durmiendo los discípulos. y en vez de hablar a los tres discípulos, Jesús habló a Pedro, parece que sólo Pedro dormía, y le dice: "Pedro, ¿por qué no pudiste velar durante una hora conmigo? Orad para no caer en la tentación". El segundo paso en nuestra caída es LA FALTA DE ORACION.
Si nosotros somos personas de oración, la Renovación seguirá creciendo y floreciendo, porque la Renovación es el fruto de la oración. Nunca ha habido una renovación en la Iglesia que no fuera precedida por la oración.
Fijaros en la Historia de la Iglesia, fijaros en todos los fundadores de comunidades religiosas, como Santo Domingo, como San Ignacio de Loyola, eran todos personas de oración. Y la Renovación solamente puede venir a través de la gente de oración. Y cuando dejamos de orar..., no podemos dejar al Espíritu Santo que trabaje entre nosotros, así pues la Renovación es el fruto de la oración y la oración es el fruto de la Renovación.
Cuando dejamos de orar nos convertimos en dependientes de nosotros mismos, en vez de depender del Señor, y cerramos la puerta al Espíritu Santo para que actúe en nosotros. Vamos a ser sinceros. Cuando dejéis este lugar, cuando volváis a vuestras ciudades, a vuestras parroquias, a vuestras casas..., entráis otra vez en vuestra rutina: vais a trabajar o a estudiar o vais a la familia... y empezáis ya a luchar con la oración, a tratar de encontrar un rato para orar... Y estáis pensando: ¡cómo me gustaría estar en las reuniones de estos días! Pero la Renovación no consiste sólo en unos días de conferencias, el seguir al Señor no es solamente estar escuchando distintas conferencias. Es que tengo que decidir cada día que tengo que estar con el Señor, tengo que encontrar un tiempo todos los días para estar con Él, todos los días tengo que depender del Señor yendo a orar. No esperes tener a gente santa en el grupo, si tú no eres una persona santa.
Nuestros grupos de oración son un espejo de los servidores. Si vosotros tenéis como servidores a personas de oración y que tienen una buena relación con Dios, tendréis en el grupo personas de oración.
Orar para que el Señor os dé el don de la oración. NO oración como un deber, sino como un PRIVILEGIO, el privilegio de encontrarte con Alguien que te ama y a quien amas. Si tú ves a dos enamorados, dos personas que se están preparando para el matrimonio, yo personalmente encuentro que es la imagen más bonita de Dios y la imagen de la oración. Cuando un amante encuentra a su amado no mira como a un deber el estar con él, sino como una alegría, como un privilegio.
Estuve con unos jóvenes y uno de ellos fue a llamar por teléfono, ella iba a llamar a su novio y ¡podías ver su cara, casi iba corriendo para llamarle, para hablar con su amado! Sabéis lo que quiero decir. Eso es la oración. "Yo vaya estar con MI Señor, vaya estar con MI Creador, MI Salvador... Pero más que esto: mi Amante, mi Amigo"... Cuando perdemos ese fuego, entonces perdemos nuestra relación con Él... Entonces, ¡cómo podemos dirigir a otros en la oración!, ¡cómo podemos atraer a otras personas hacia el Señor si nuestro corazón está vacío!
Y el tercer momento de PEDRO. Vamos a ver a Pedro otra vez en la Última Cena. Jesús quiere lavar los pies de los discípulos. Todos le dejan hacerla, excepto Pedro. Y Pedro le dice al Señor: "Señor, eso no me lo puedes hacer a mí. No te dejaré que nunca me laves los pies!". Y el Señor le responde: "Tú no comprendes ahora lo que Yo quiero hacer contigo".
Fijaros otra vez en Pedro en el huerto de Getsemaní, Pedro sacó su espada, y Jesús le riñe y le dice: "Pedro no, eso no lo puedes hacer" Podéis ver aquí algo interesante: Pedro no comprende el plan del Señor para él; no comprende el plan de Dios para la salvación, él quiere decirle al Señor lo que tiene que hacer, en vez de dejar al Señor hacer lo que Él quiere con él. Si perdemos de vista el plan de Dios para nosotros, si no comprendemos el plan de Dios diario de por qué nos ha elegido como miembros de la R.C., en vez de ser colaboradores con Dios, nos convertimos en obstáculos para el Señor. Y si miramos nuestras vidas y podemos mirar hacia atrás en nuestras vidas, veremos ¡cuántas veces hemos cometido la misma falta!
Y así, cada mañana tengo que orar y decir: "Señor, ¿cómo quieres usarme a mí hoy? Señor, ¿viene "esto" de Ti o de mí? Señor, ¿qué debo hacer?" Y el Señor nos lo mostrará. Si nosotros tenemos una buena relación con Él, lo mostrará. Cuando nosotros no miramos CON el Señor a las cosas y a la vida, entonces estamos mirando hacia atrás y no hacia adelante. ¿Cómo miramos hacia adelante CON el Señor?
PRIMERO: Tenemos que conocer nuestras convicciones. ¿Por qué me ha llamado a mí el Señor? ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué estoy viviendo la vida así? ¿Por qué soy católico? ¿Por qué oro? ¿Por qué tengo yo los dones del Espíritu Santo? A veces no estamos convencidos de lo que creemos, no estamos convencidos de lo que Dios quiere para nosotros, y entonces cuando llega la tentación caemos. Pero si yo reflexiono cada vez más en lo que el Señor quiere para mí, si yo reflexiono en esa llamada: ¿Por qué me ha llamado para ser carismático?, ¿por qué Él está enviando al Espíritu Santo a su Iglesia, hoy? Cuando venga la tentación, no caeremos.
SEGUNDO: Nosotros iremos hacia adelante cuando seamos consecuentes. ¿Tienen verdaderamente consecuencia mis acciones con lo que yo creo? Os digo que hay muchos cristianos que viven una doble vida. El domingo pasado encontré a una persona, no le había visto en quince o dieciséis años, cuando compartí con él lo que estaba haciendo en la Renovación Carismática vi que se cerró y que no quería hablar. Y él me dijo: "Yo no puedo creer en ti, yo tengo a uno que trabaja conmigo que viene a tus reuniones, pero ese hombre no hace su trabajo bien". ¿Veis? Esa persona su vida no estaba de acuerdo con sus creencias.
Os vaya contar otra historia, esta historia es verídica, porque le ocurrio a Nikol Baldachino. En una ocasión estaba en su oficina, llamaron a la puerta, y apareció un hombre grande, grandísimo. Le dijo: "¿Tú eres Nikol?" Y le dijo: "Sí, ¿qué deseas? ¿Cómo puedo ayudarte?" Le dijo: "¡Quiero matarte!" ; "Y ¿por qué me quieres matar?" Dijo: "Porque mi mujer va a tus reuniones y desde que empezó a ir a tus reuniones se ha vuelto loca", Le dijo: "Bueno, bueno, cálmate", (yo tenía miedo ¡Y no quería calmarse!) Le dijo: "Bueno, y ¿qué le ocurre a tu mujer?" "¿Que qué le ocurre a mi mujer? Ella va a tu reunión los lunes, el martes va a una reunión de intercesión y el miércoles tiene otra reunión, Todos los días de la semana tiene que hacer una oración fuera de casa" Y Nikol le dijo: "Amigo mío, no me mates a mí, por favor, mata a tu mujer!", ¿Veis? Esta esposa estaba orando mucho, ¡es bueno!, pero su vida no estaba de acuerdo con su oración, y podemos hacer mucho daño!
Si miramos las cartas de San Pablo, daros cuenta de cuántas veces Pablo en sus cartas, incluso en las cartas de Pedro, ellos nos dicen: "No dejéis que los demás encuentren ninguna falta en .vuestra vida". Entonces, dejemos que el Señor nos muestre dónde NO estamos actuando bien en nuestras vidas.
A mucha gente no le gusta la Renovación Carismática. ¿Sabéis quién es el mayor enemigo de la Renovación Carismática? ¿Queréis saberlo? Los propios carismáticos. Cuando no vivimos una vida recta y santa, traemos vergüenza no solo a la Renovación Carismática, no sólo a la Iglesia, pero también al Evangelio. Hemos de ser consecuentes.
Y EL ULTIMO PUNTO que quiero compartir con vosotros: comentario de Jesús en el Evangelio de Marcos, cap. 7, vers. 37 que dice:
"Y se maravillaban sobremanera y decían 'TODO LO HA HECHO BIEN"
"TODO LO HA HECHO BIEN". Estamos tratando que todo lo que hagamos para el Señor sea excelente, ¿QUÉ ES LO QUE OFRECEMOS AL SEÑOR? ¿Estamos ofreciendo "LO MEJOR" o lo sobrante? ¿Cuál es nuestro compromiso con el Señor? Oramos, leemos la Biblia, estudiamos, preparamos las reuniones, aprendemos nuevas canciones para enseñar a nuestro grupo... Entonces, ¿cuándo tenemos tiempo libre, cuando hemos pasado horas viendo la televisión, cuando hemos pasado horas dando paseos por la calle..., es que estamos dando LO MEJOR al Señor?
Con el Señor, en primer lugar ganas, y en segundo pierdes. O damos "LO MEJOR" al Señor o es mejor no darle nada, porque en su Reino no hay lugar para la apatía, no hay lugar para el letargo, tampoco hay lugar para la indiferencia, tampoco hay lugar para siestas espirituales... Con el Señor tenemos que captar la URGENCIA del Reino, tenemos que captar la esencia de la eternidad, que lo que estamos haciendo aquí no sólo nos va a cambiar a nosotros, va a cambiar nuestra eternidad. Lo que nosotros hacemos aquí va a afectar no solamente a esta vida, sino a la vida verdadera.
Vamos a orar, a orar para que seamos un pueblo fuerte de Dios, para que el Señor siga mandando a gente joven para hacer y formar líderes, también para formar sacerdotes y para formar religiosas y para tener familias que sean luz para la nación. Orad para que entre vosotros el Señor saque nuevos misioneros, no solamente sacerdotes, no solamente gente religiosa, sino también laicos, porque todos hemos sido llamados a ser misioneros para ir a los confines del mundo, para proclamar que Jesús es el Señor. AMEN.
¿ESTAMOS DANDO "LO MEJOR" AL SEÑOR?
Nikol Baldachino
Jesús nos ha metido en una aventura. Cuando Él cambió nuestra vida, cuando Él nos llamó para ser de sus discípulos, cuando Él nos llamó para Que fuéramos apóstoles para predicar la Buena Noticia, también nos metió en una aventura muy arriesgada, una aventura para ganar con Él, para edificar el Reino de Dios con Él y para ser, no sólo sus discípulos, sino también para ser ganadores con Él.
Vamos a compartir una Palabra del Evangelio de San Lucas y aquí vamos a ver lo que va a ocurrir en nuestra vida. (Luc. cap. 9, verso 57-62):
"Mientras iban caminando, uno le dijo: 'Te seguiré a donde quiera que vayas' Jesús le dijo: 'Las zorras tienen guaridas y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza'. A otro dijo: 'Sígueme', y él respondió: 'Déjame ir primero a enterrar a mi padre'. Le respondió: 'Deja que los muertos entierren a sus muertos, tú vete a anunciar el Reino de Dios'. También otro le dijo: 'Te seguiré, Señor, pero déjame antes despedirme de los de mi casa', le dijo Jesús: 'Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios'".
El Evangelio es muy bonito, pero a veces encontramos pasajes difíciles y este es uno de los pasajes más duros del Evangelio, especialmente el último versículo que acabamos de leer: "Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás es apto para el Reino de Dios".
Si miramos la Biblia, vemos cuántas personas, cuántos pueblos tenían sus manos sobre el arado, pero miraron atrás; no eran aptos para el Reino. Fijaros en el pueblo de Dios en el desierto, después de que Moisés les llevara de la esclavitud a la libertad, tenían que cruzar el desierto, ya no estaban bajo la esclavitud del Faraón, pero aún no habían llegado a la tierra prometida y ellos fueron probados por el Señor. Porque antes de entrar en el Reino de Dios nos tenemos que purificar y estamos siendo purificados. Y cuando fueron purificados por el Señor, en vez de mirar hacia adelante a la tierra prometida, empezaron a mirar hacia atrás, a la tierra del Faraón. Y decían: “Nos acordamos de cuando estábamos en Egipto, teníamos muchas verduras que comer, teníamos muchas cosas que comer, y aquí en el desierto tenemos hambre, estamos comiendo maná”. ¿Veis? En vez de mirar hacia adelante cuando tenían dificultades, empezaron a mirar hacia atrás.
Fijaros en el rey David, al que el Señor amaba tanto. El Señor dijo de David: "Por fin he encontrado a alguien a quien amo y quien me ama". Ante la tentación, cuando él estaba en la terraza y vio a Betsabé bañándose; en vez de pensar lo que Dios había hecho con él, cayó en la tentación.
Fijaros en el rey Salomón y en muchos otros reyes de Judá e Israel. El rey Salomón era la persona más inteligente en la tierra, Dios le dio toda la sabiduría que existía en la faz de la tierra, y llegó un momento en que, en vez de seguir mirando hacia el Señor, cayó bajo el pecado.
Fijaros en el Evangelio, ¡cuántos discípulos de Jesús ante el misterio de la Eucaristía, cuando lo encontraron difícil de creer, de comprender, en vez de poner su fe en el Señor, miraron hacia atrás y abandonaron al Señor!
Fijaros en los corintios, estaban tan llenos del Espíritu Santo, tenían todos los dones del Espíritu Santo, pero ante sus relaciones, especialmente las relaciones sexuales, miraron hacia atrás.
Fijaros en los gálatas, en vez de continuar en el Espíritu, cayeron bajo la ley. Y San Pablo les dice: "Tengo miedo de que toda la labor que he hecho con vosotros sea en vano".
Si miramos el libro del Apocalipsis, vemos que a la Iglesia de Éfeso, el Señor les dice: "Habéis perdido el amor que teníais al principio".
Un hombre bastante joven hacia este comentario "Quisiera no haber encontrado nunca al Señor, porque después de haberle conocido he tenido que enfrentarme a muchos problemas". ¿No es esa también nuestra experiencia, la de muchos de nosotros? A veces decimos: "Quizá hubiera sido mejor no conocer al Señor". Esa es la tentación. Es la tentación de dejar a un lado nuestra fe. Porque nos tenemos que enfrentar a unas dificultades y a unos problemas, nos rendimos.
¿Qué es lo que causa esta reacción en nosotros? ¿Porqué tanta gente, después de conocer al Señor de una manera tan profunda, acaban y no siguen caminando con Él? ¿Por qué tantas comunidades carismáticas, incluso algunas comunidades famosas en América, esas comunidades que contribuyeron tanto a la iniciación de la Renovación, que hicieron tantísimo trabajo en el Señor, se han acabado ahora? Ya se han deshecho todas, ¿por qué? Es bueno que nosotros nos hagamos estas preguntas y esto hace que nosotros no caigamos en el mismo problema.
Me gustaría compartir con vosotros algunas cosas de PEDRO. Pedro también tuvo unos momentos difíciles en su relación con el Señor, y quisiera compartir tres momentos en su vida para que nosotros no hagamos lo mismo.
En la Última Cena, Pedro en un momento le dice a Jesús: "Voy a dar mi vida por ti" (Jn. 13. 37). Y en Mat. 26. 33: le dice a Jesús: "Aunque todos te abandonen, yo no. Yo estaré contigo". En S. Lucas 22, 33, Pedro le dice al Señor: "Señor, estoy preparado para ir contigo aunque sea a la cárcel. Estoy preparado para morir contigo", y sabéis lo que ocurrió con Pedro unas horas más tarde. Negó a Jesús tres veces.
Entonces, ¿qué ocurre aquí?, ¿qué pasa?, ¿qué está mal?, ¿por qué vienen tantas personas a nuestras reuniones y dicen: ¡Jesús es el Señor. Jesús es mi Salvador! ¡Te alabo, Jesús. Te amo, Jesús! Y al día siguiente, se van a su trabajo y caen en el pecado.
Una vez una persona le dijo a otra: "Durante la reunión de oración pareces un santo y en cambio en tu lugar de trabajo pareces un salvaje". Cuando nosotros tenemos demasiada confianza en nosotros mismos pasan estas cosas..., Pedro tuvo un momento de esos porque confiaba en SU fuerza, él confiaba en SU propio poder, él estaba hablando desde SU poder, en vez desde el poder del Señor, él estaba usando SUS recursos, en vez de los recursos del Señor.
Cuando nosotros quitamos nuestra vista del Señor, cuando nosotros dejamos de mirar al Seño, siempre caemos en la tentación. ¡Tantos hermanos cayeron en la tentación por el mal uso del poder, o mal uso del sexo, o mal uso del dinero...!, ¡hay tantos que tuvieron demasiada confianza en sí mismos! ¡Dejaron de mirar al Señor!
El gran santo y evangelista S. Felipe Neri era un hombre que contaba muchos chistes y siempre oraba al Señor con cierta ironía, con humor, y él le solía decir al Señor: "Señor, no me abandones ni cinco minutos, porque si Tú me dejas, aunque sean cinco minutos, Felipe te va a negar". Esa es la actitud que debiéramos tener. En todo que hagamos dependemos de SU fuerza, no de la nuestra.
Vamos a mirar a Pedro en el huerto de Getsemaní. El Señor pide a Pedro, Santiago y Juan que se queden con Él para orar. El Evangelio de S. Mateo es muy interesante el comentario que hace, nos dice: Jesús volvió y encontró que estaban durmiendo los discípulos. y en vez de hablar a los tres discípulos, Jesús habló a Pedro, parece que sólo Pedro dormía, y le dice: "Pedro, ¿por qué no pudiste velar durante una hora conmigo? Orad para no caer en la tentación". El segundo paso en nuestra caída es LA FALTA DE ORACION.
Si nosotros somos personas de oración, la Renovación seguirá creciendo y floreciendo, porque la Renovación es el fruto de la oración. Nunca ha habido una renovación en la Iglesia que no fuera precedida por la oración.
Fijaros en la Historia de la Iglesia, fijaros en todos los fundadores de comunidades religiosas, como Santo Domingo, como San Ignacio de Loyola, eran todos personas de oración. Y la Renovación solamente puede venir a través de la gente de oración. Y cuando dejamos de orar..., no podemos dejar al Espíritu Santo que trabaje entre nosotros, así pues la Renovación es el fruto de la oración y la oración es el fruto de la Renovación.
Cuando dejamos de orar nos convertimos en dependientes de nosotros mismos, en vez de depender del Señor, y cerramos la puerta al Espíritu Santo para que actúe en nosotros. Vamos a ser sinceros. Cuando dejéis este lugar, cuando volváis a vuestras ciudades, a vuestras parroquias, a vuestras casas..., entráis otra vez en vuestra rutina: vais a trabajar o a estudiar o vais a la familia... y empezáis ya a luchar con la oración, a tratar de encontrar un rato para orar... Y estáis pensando: ¡cómo me gustaría estar en las reuniones de estos días! Pero la Renovación no consiste sólo en unos días de conferencias, el seguir al Señor no es solamente estar escuchando distintas conferencias. Es que tengo que decidir cada día que tengo que estar con el Señor, tengo que encontrar un tiempo todos los días para estar con Él, todos los días tengo que depender del Señor yendo a orar. No esperes tener a gente santa en el grupo, si tú no eres una persona santa.
Nuestros grupos de oración son un espejo de los servidores. Si vosotros tenéis como servidores a personas de oración y que tienen una buena relación con Dios, tendréis en el grupo personas de oración.
Orar para que el Señor os dé el don de la oración. NO oración como un deber, sino como un PRIVILEGIO, el privilegio de encontrarte con Alguien que te ama y a quien amas. Si tú ves a dos enamorados, dos personas que se están preparando para el matrimonio, yo personalmente encuentro que es la imagen más bonita de Dios y la imagen de la oración. Cuando un amante encuentra a su amado no mira como a un deber el estar con él, sino como una alegría, como un privilegio.
Estuve con unos jóvenes y uno de ellos fue a llamar por teléfono, ella iba a llamar a su novio y ¡podías ver su cara, casi iba corriendo para llamarle, para hablar con su amado! Sabéis lo que quiero decir. Eso es la oración. "Yo vaya estar con MI Señor, vaya estar con MI Creador, MI Salvador... Pero más que esto: mi Amante, mi Amigo"... Cuando perdemos ese fuego, entonces perdemos nuestra relación con Él... Entonces, ¡cómo podemos dirigir a otros en la oración!, ¡cómo podemos atraer a otras personas hacia el Señor si nuestro corazón está vacío!
Y el tercer momento de PEDRO. Vamos a ver a Pedro otra vez en la Última Cena. Jesús quiere lavar los pies de los discípulos. Todos le dejan hacerla, excepto Pedro. Y Pedro le dice al Señor: "Señor, eso no me lo puedes hacer a mí. No te dejaré que nunca me laves los pies!". Y el Señor le responde: "Tú no comprendes ahora lo que Yo quiero hacer contigo".
Fijaros otra vez en Pedro en el huerto de Getsemaní, Pedro sacó su espada, y Jesús le riñe y le dice: "Pedro no, eso no lo puedes hacer" Podéis ver aquí algo interesante: Pedro no comprende el plan del Señor para él; no comprende el plan de Dios para la salvación, él quiere decirle al Señor lo que tiene que hacer, en vez de dejar al Señor hacer lo que Él quiere con él. Si perdemos de vista el plan de Dios para nosotros, si no comprendemos el plan de Dios diario de por qué nos ha elegido como miembros de la R.C., en vez de ser colaboradores con Dios, nos convertimos en obstáculos para el Señor. Y si miramos nuestras vidas y podemos mirar hacia atrás en nuestras vidas, veremos ¡cuántas veces hemos cometido la misma falta!
Y así, cada mañana tengo que orar y decir: "Señor, ¿cómo quieres usarme a mí hoy? Señor, ¿viene "esto" de Ti o de mí? Señor, ¿qué debo hacer?" Y el Señor nos lo mostrará. Si nosotros tenemos una buena relación con Él, lo mostrará. Cuando nosotros no miramos CON el Señor a las cosas y a la vida, entonces estamos mirando hacia atrás y no hacia adelante. ¿Cómo miramos hacia adelante CON el Señor?
PRIMERO: Tenemos que conocer nuestras convicciones. ¿Por qué me ha llamado a mí el Señor? ¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué estoy viviendo la vida así? ¿Por qué soy católico? ¿Por qué oro? ¿Por qué tengo yo los dones del Espíritu Santo? A veces no estamos convencidos de lo que creemos, no estamos convencidos de lo que Dios quiere para nosotros, y entonces cuando llega la tentación caemos. Pero si yo reflexiono cada vez más en lo que el Señor quiere para mí, si yo reflexiono en esa llamada: ¿Por qué me ha llamado para ser carismático?, ¿por qué Él está enviando al Espíritu Santo a su Iglesia, hoy? Cuando venga la tentación, no caeremos.
SEGUNDO: Nosotros iremos hacia adelante cuando seamos consecuentes. ¿Tienen verdaderamente consecuencia mis acciones con lo que yo creo? Os digo que hay muchos cristianos que viven una doble vida. El domingo pasado encontré a una persona, no le había visto en quince o dieciséis años, cuando compartí con él lo que estaba haciendo en la Renovación Carismática vi que se cerró y que no quería hablar. Y él me dijo: "Yo no puedo creer en ti, yo tengo a uno que trabaja conmigo que viene a tus reuniones, pero ese hombre no hace su trabajo bien". ¿Veis? Esa persona su vida no estaba de acuerdo con sus creencias.
Os vaya contar otra historia, esta historia es verídica, porque le ocurrio a Nikol Baldachino. En una ocasión estaba en su oficina, llamaron a la puerta, y apareció un hombre grande, grandísimo. Le dijo: "¿Tú eres Nikol?" Y le dijo: "Sí, ¿qué deseas? ¿Cómo puedo ayudarte?" Le dijo: "¡Quiero matarte!" ; "Y ¿por qué me quieres matar?" Dijo: "Porque mi mujer va a tus reuniones y desde que empezó a ir a tus reuniones se ha vuelto loca", Le dijo: "Bueno, bueno, cálmate", (yo tenía miedo ¡Y no quería calmarse!) Le dijo: "Bueno, y ¿qué le ocurre a tu mujer?" "¿Que qué le ocurre a mi mujer? Ella va a tu reunión los lunes, el martes va a una reunión de intercesión y el miércoles tiene otra reunión, Todos los días de la semana tiene que hacer una oración fuera de casa" Y Nikol le dijo: "Amigo mío, no me mates a mí, por favor, mata a tu mujer!", ¿Veis? Esta esposa estaba orando mucho, ¡es bueno!, pero su vida no estaba de acuerdo con su oración, y podemos hacer mucho daño!
Si miramos las cartas de San Pablo, daros cuenta de cuántas veces Pablo en sus cartas, incluso en las cartas de Pedro, ellos nos dicen: "No dejéis que los demás encuentren ninguna falta en .vuestra vida". Entonces, dejemos que el Señor nos muestre dónde NO estamos actuando bien en nuestras vidas.
A mucha gente no le gusta la Renovación Carismática. ¿Sabéis quién es el mayor enemigo de la Renovación Carismática? ¿Queréis saberlo? Los propios carismáticos. Cuando no vivimos una vida recta y santa, traemos vergüenza no solo a la Renovación Carismática, no sólo a la Iglesia, pero también al Evangelio. Hemos de ser consecuentes.
Y EL ULTIMO PUNTO que quiero compartir con vosotros: comentario de Jesús en el Evangelio de Marcos, cap. 7, vers. 37 que dice:
"Y se maravillaban sobremanera y decían 'TODO LO HA HECHO BIEN"
"TODO LO HA HECHO BIEN". Estamos tratando que todo lo que hagamos para el Señor sea excelente, ¿QUÉ ES LO QUE OFRECEMOS AL SEÑOR? ¿Estamos ofreciendo "LO MEJOR" o lo sobrante? ¿Cuál es nuestro compromiso con el Señor? Oramos, leemos la Biblia, estudiamos, preparamos las reuniones, aprendemos nuevas canciones para enseñar a nuestro grupo... Entonces, ¿cuándo tenemos tiempo libre, cuando hemos pasado horas viendo la televisión, cuando hemos pasado horas dando paseos por la calle..., es que estamos dando LO MEJOR al Señor?
Con el Señor, en primer lugar ganas, y en segundo pierdes. O damos "LO MEJOR" al Señor o es mejor no darle nada, porque en su Reino no hay lugar para la apatía, no hay lugar para el letargo, tampoco hay lugar para la indiferencia, tampoco hay lugar para siestas espirituales... Con el Señor tenemos que captar la URGENCIA del Reino, tenemos que captar la esencia de la eternidad, que lo que estamos haciendo aquí no sólo nos va a cambiar a nosotros, va a cambiar nuestra eternidad. Lo que nosotros hacemos aquí va a afectar no solamente a esta vida, sino a la vida verdadera.
Vamos a orar, a orar para que seamos un pueblo fuerte de Dios, para que el Señor siga mandando a gente joven para hacer y formar líderes, también para formar sacerdotes y para formar religiosas y para tener familias que sean luz para la nación. Orad para que entre vosotros el Señor saque nuevos misioneros, no solamente sacerdotes, no solamente gente religiosa, sino también laicos, porque todos hemos sido llamados a ser misioneros para ir a los confines del mundo, para proclamar que Jesús es el Señor. AMEN.