Evangelizac. y Sanación

MES DE ABRIL DEL 2002.

EVANGELIZACIÓN Y SANACION.
Hoy más que nunca se siente la necesidad de evangelizar, ante grandes masas de cristianos que se van retirando de la iglesia. Nunca como hoy, están surgiendo grandes planes de pastoral, con mucha profundización teológica y una gran estructuración. Son maravillosos.
Todo ello es fruto de la reiterada llamada del Papa Juan Pablo II a una nueva evangelización: nueva en su ardor; nueva en sus métodos y nueva en su expresión.
Deseamos fijarnos en la tercera, nueva en su expresión, para ver si realmente la empleamos adecuadamente, ya que las fórmulas que estamos usando no siempre nos dan los resultados apetecibles.
El P. Emiliano Tardif, que evangelizó en 72 países y siempre ante grandes masas, sabía muy bien del tema y por eso nos vemos obligados a reproducir sus palabras. ("Jesús es el Señor" cap. 5).


" Nueva en su expresión

Para entender esto debemos mirar fijamente a la persona de Jesús, el primer y más grande evangelizador, para darnos cuenta cómo transmitía la Buena Nueva de la salvación.

Jesús presentaba el Evangelio de una manera muy sencilla. San Mateo resume maravillosamente la actividad de Jesucristo en un texto muy hermoso:

Jesús recorría toda fa Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad y dolencia en el pueblo.

Mt 4,23. y 9,35.

La evangelización de Jesús comprendía dos aspectos fundamentales: el anuncio de la Palabra y la sanación de los enfermos.

a.- Anuncio de la Palabra

Hoy en día algunos piensan que basta el testimonio de vida y que ya no es necesario proclamar la Palabra. Sin embargo, no ha existido testimonio de vida más auténtico que el de Jesús, y Él de todos modos anunciaba la Palabra, recorriendo pueblos y aldeas.

El número 22 de la Evangelii Nuntiandi afirma que aunque el testimonio de vida es la primera forma de proclamar la Buena Nueva, es insuficiente y debe ser acompañado por la Palabra de vida.

No hay verdadera evangelización mientras no se anuncie el Nombre, la doctrina, la vida, las promesas, el Reino y el misterio de Jesús, Hijo de Dios. El mensaje es la persona de Jesús.

b.- Curación de enfermos

Jesús realizaba signos y prodigios que congregaban multitudes, y a esas turbas les dirigía la Palabra de salvación.

Existen personas que sostienen que lo importante es proclamar la Palabra y que los signos milagrosos no son necesarios. Sin embargo, muchos templos están vacíos porque a la gente no le basta oír la Palabra; quiere constatar la eficacia de la misma. Necesita manifestaciones que revelen el triunfo de Cristo Jesús sobre el pecado, la enfermedad y la muerte.

Cuando anunciamos la Palabra con signos, se congregan multitudes no sólo para escuchar, sino ver que se cumple la Palabra de Jesús, y entonces están más abiertas a responder al mensaje de salvación con un acto de adhesión a la persona de Jesucristo como Salvador y Señor.

Cuando predicamos de esta manera suceden cosas como las relatadas en El Diario de Asunción, Paraguay, el 22 de abril de 1985, en su artículo titulado: "La fe convocó a más de 40.000 fieles".

"Con un poder de convocatoria insólito, teniendo en cuenta la no promoción de la venida del sacerdote carismático canadiense a nuestro país, se congregaron más de cuarenta mil personas en el estadio del Club Cerro Porteño.

La campaña de evangelización de la Renovación Carismática a través de la predicación del Padre Tardif, significó un gran espectáculo de fe en Cristo Jesús. El referido local fue pequeño para la gran cantidad de personas que llegó con deseos de participar en la ceremonia; mucha gente quedó afuera. Miles de personas siguieron el acto a través de la transmisión de televisión.

Puede decirse con toda honestidad que el Canal 13 batió el récord en lo que se refiere a estima, según los comentarios surgidos en la víspera.

En la actualidad la Iglesia Católica tiene un gran poder de convocatoria para todos los fieles, ya que sin un gran despliegue promocional, el país entero estuvo pendiente de su mensaje y de sus oraciones.

Cabe señalar, además el auge que va teniendo en la actualidad el Movimiento de Renovación Carismática Católica en el país y el mundo. En forma silenciosa va extendiendo su influencia de manera sorprendente. Este movimiento dentro de la Iglesia se ocupa de reivindicar el poder de la fe en el mundo cristiano".

Los signos acompañan la proclamación del Kerygma, pero nunca hemos visto signos que acompañen las tesis teológicas, ya que estas se sostienen con sus argumentos mismos. Ahora, al volver a predicar el Kerygma vemos estos signos que convocan tanta gente que crean problemas que deben ser solucionados con visión del futuro.

Cuando la Palabra va acompañada de signos, el problema no es cómo hacer para que la gente venga, sino qué hacer con tantos que llegan. Es curioso el telegrama que me enviaron el 4 de mayo de 1986 de Elizabeth, New Jersey, (Estados Unidos), que decía lo siguiente:

Favor de no venir a predicar en el evento del 13 al 18 de mayo de 1986. No podemos encontrar un lugar lo suficientemente grande para toda la gente que desea escuchar la Palabra del Señor.

Sinceramente. Padre Roberto Trabold.

Las sanaciones y los milagros no son apéndices secundarios en la evangelización, ya que a través de ellos se muestra la eficacia de la Palabra proclamada. Antiguamente se decía que los milagros eran para probar la veracidad de la doctrina. Sin embargo, tienen una función todavía más importante: mostrar actuando al Dios que predicamos. Es la salvación en acto.

Así pues, los signos milagrosos y las sanaciones se nos presentan como una maravillosa oportunidad de manifestar la acción de Dios, y no sólo hablar de un Dios a quien nadie puede ver ni constatar su acción.

En un congreso ecuménico, un Obispo de Pakistán nos decía muy convencido:

Llevo más de 25 años trabajando en Pakistán. Puede que yo sea la persona que ha convertido más musulmanes: unos 1.000 en todo mi ministerio.

Al final de mi carrera me doy cuenta que si a los musulmanes no les predicamos el Evangelio con los signos y prodigios que muestren que nuestra religión no es una ideología, sino una realidad, se perdería el tiempo al ministrar entre ellos, pues son una cultura anticristiana, pero no anticristo.

Por su lado, un delegado de Irlanda añadió:

Antes, el hombre levantaba su mirada al cielo ante cualquier problema y dificultad. Frente a una epidemia, se hacía una cruzada de oración. Si no llovía, la gente organizaba jornadas de intercesión para suplicar a Dios el agua. Hoy día las vacunas y las presas nos han hecho olvidar a Dios. Pero lo peor es que se prescinde de Él en otras esferas más trascendentes. A veces se quiere construir el Reino con simples técnicas y organización. Pero si es cierto que entre los musulmanes se necesita esta clase de signos, yo afirmaría que para el mundo occidental y desarrollado son aún más necesarios.

El hombre vive a expensas de sus propias fuerzas y necesita experimentar que existe el poder de lo Alto: la fuerza del Espíritu Santo.

Personalmente creo que la nueva expresión para predicar el Evangelio, sería que la Palabra fuera acompañada de signos de poder.

Así predicaba Pablo (1Tes 1,5). Incluso los milagros autentificaban su ministerio apostólico (2 Cor 12, 12). Como que no puede haber verdadero o completo apóstol sin estos signos.

Yo creo que Jesús no ha cambiado su pastoral y por eso hoy día sigue manifestándose con poder frente al hombre contemporáneo. Jesús no ha cambiado su método pastoral porque es eficaz.

El no necesita congresos de Pastoral o semanas de "aggiornamiento" o "reciclaje" porque su método todavía funciona y no hay nada mejor que lo pueda suplantar. Sigue curando, convoca multitudes, se predica la Palabra y, quienes se abren a la fe, se convierten.

El 23 de diciembre de 1987 me escribió el Padre Paul Pegeaud, de Issia, Costa de Marfil, diciendo:

La jornada de evangelización ha dejado una profunda huella en la parroquia. Me lamento de no haber convocado a más paganos: ya que cada pagano curado ha llegado a ser un catecúmeno.

Ha habido curaciones espectaculares como la de un niño jorobado de cuatro años. Él estaba en los brazos de su papá, que es médico. Cuando comenzó la oración por los enfermos, comenzó a sudar abundantemente. Cayó a tierra y se agitaba como si estuviese en una olla de agua hirviendo.

Luego sintió que algo lo estiró de la cabeza y las manos y se levantó por sí mismo.

Entonces le dijo a su papá: "Papá, tú sí que eres un buen médico". Su padre le respondió emocionado: es que yo no te curé. Ha sido Jesús de Nazaret...". Cuando regresaba a su casa el papá intentó tomar un poco de licor, pues era muy afecto a él, pero su boca rechazó el sabor y de esa manera quedó libre del alcoholismo.

Tenemos otros casos muy hermosos de reconciliación familiar y de perdón.

Nosotros les habíamos predicado muchas veces que Jesús había resucitado y daba vida, pero ahora tenemos muchos testigos que así lo confirman. Nosotros habíamos leído y predicado muchas veces las curaciones que narra el Evangelio, pero ahora ellos las han visto con sus propios ojos. El Evangelio ha cobrado un nuevo valor para los creyentes y ha sido un asombro para los paganos.

Hay quienes critican las exageraciones en el ministerio de sanación. Yo también lo hago, porque a veces existen. Pero los que señalan los extremos también deberían referirse a los que exageran por defecto, es decir a quienes jamás toman en cuenta este aspecto evangélico. Para mí es más peligrosa esta última exageración, pues nos lleva a olvidarnos que existe el poder de Dios para manifestar la salvación al hombre de hoy.

A veces, por visión miope se piensa que la curación es todo y no se descubre su valor. No se perciben los alcances que tiene un signo como este: la curación suscita una reacción en cadena en diferentes áreas de la vida de la persona y de quienes la rodean, como se muestra en el siguiente caso:

En Santiago de los Caballeros, República Dominicana, el otoño de 1987 ocurrió una sanación muy grande. Oscar Lama tuvo un accidente de automóvil, a raíz del cual quedó en estado de coma durante dos meses. Lo llevaron a un famoso hospital de Pittsburg, en los Estados U nidos, donde pasó varias semanas.

Luego, cuando constataron que nada se podía hacer, pues se le había desprendido la masa encefálica, lo devolvieron a su patria. Si lograba salir del estado de coma tendría vida vegetal, sin ninguna característica humana.

En una Misa de sanación en la Catedral de Valverde, su papá nos pidió que fuéramos a su casa a orar por su hijo. Fuimos el párroco de la Catedral y yo. Oramos unos cinco u ocho minutos al Señor para que lo sanara. Era impresionante ver aquel ser humano totalmente inmóvil, que no reaccionaba ante ningún estímulo ni tenía el menor movimiento propio.

Al otro día, por la mañana, Oscar llamó a sus padres. Fue una emoción muy grande oírlo hablar. A la semana miraba los programas deportivos de televisión y recordaba el nombre de los futbolistas famosos que él conocía. Le regresaron la memoria y las demás facultades mentales.

Luego se levantó y gracias a una intensa terapia y ejercicio comenzó a caminar. Hoy en día Oscar Lama realiza su trabajo profesional con toda normalidad.

Esa sanación ha sido para la familia entera una llamada a la fe; incluso un amigo muy íntimo de él que iba a visitarlo, quiso confesarse conmigo. Cuando Oscar regresó a la Iglesia, su amigo hizo su primera comunión junto con él. Toda la familia fue tocada espiritualmente a través de esta sanación.

Pasó lo que en las Bodas de Caná donde San Juan dice:"Jesús manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él".Este signo despertó la fe en los que le rodeaban. La sanación se convirtió en un instrumento de evangelización."